La Universidad es una élite para una élite

Esto es una entrevista a un profesor universitario que aboga en contra de la popularización y el acceso libre a la Universidad. Si bien no es un discurso demasiado actual por el hecho de estar bastante fuera de tono, probablemente pueda funcionar. Copio unos extractos interesantes aquí para ver cómo funciona.

Saludos,
Miguel Ángel Viejo.

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¿Para quiénes debe ser la Universidad?
Entrevista a Arturo Piga

Por Wilfredo Mayorga

Ercilla nº 1.658
Miércoles 15 de marzo de 1967

La democracia en la Universidad no puede entenderse como política de puertas abiertas para favorecer el ingreso de todos aquellos candidatos que lo deseen, sin más justificación que sus anhelos. ¡Ah!..., mi amigo, la institución universitaria no puede correr el riesgo de dar al país profesionales, científicos o técnicos mediocres si todos ellos van a constituir la élite dirigente de la sociedad. Y lo que es más grave, no se debe usar el presupuesto universitario para entregar al medio individuos que no representen la más alta jerarquía cultural, científica y moral en el país.

Sí, la Universidad es una élite y para una élite, pero no en su acepción de casta o privilegio, sino como superioridad selectiva que puede darse en todos los estratos. En una democracia auténtica, los individuos deben aceptar las jerarquías que corresponden a sus condiciones materiales desarrolladas a través de los estímulos que les ofrece la sociedad.

Además, cuando uno ve la masa humana que llega al primer año de la Universidad y que debe seguir al segundo y el tercero, se comprueba que es de imprescindible necesidad proceder a una selección muy severa, diría yo, rigurosa de los candidatos. Realizar la selección a lo largo de los estudios no es recomendable, porque en los primeros y segundos años ya han consumido una buena parte del presupuesto universitario en un alto porcentaje de fracasos. Los países pobres, como el nuestro, no se pueden dar el lujo de perder dinero en profesores, laboratorios e instalaciones en fracasos injustificados, y esto no se hace ni se acepta en los países ricos.