martes, 12 de junio de 2007

LA POESÍA CONTEMPORÁNEA EMPIEZA EN MÍ

(Entrevistas a Vicente Huidobro)

¿ Cuál es su concepto de la poesía?

Pienso que la poesía es la síntesis de todas las potencias creadoras del hombre. La poesía es la suprema construcción del espíritu humano y algo así como el símbolo de todas sus facultades, de todos sus anhelos y de todas sus energías. Sólo por medio de la poesía el hombre resuelve sus desequilibrios, creando un equilibrio mágico o tal vez un mayor desequilibrio. Aplastado por el cosmos, el hombre se yergue y lo desafía, el poeta desafía al universo. Por la poesía se iguala o supera al cosmos. La poesía es más infinita que el infinito, más cósmica que el cosmos. Hace muchos años yo respondí en otra entrevista ante una pregunta semejante a ésta: la poesía es la conquista del universo.

Dar definiciones de la poesía es muy fácil y muy difícil; se pueden dar cientos y todas, en el fondo, son insuficientes. La poesía es revelación, es vida en esencia, es el universo que se pone de pie. En realidad, la poesía nos hace ver todo como nuevo, como recién nacido, porque ella es descubrimiento, iluminación del mundo. Cuando sentimos que nos salen alas en la garganta y que todo nuestro cuerpo tiembla, estamos en presencia de la poesía. La poesía da vida a la muerte y más vida a la vida. La poesía es la vida de la vida, por eso podemos decir que es el juego de la vida y de la muerte. Pero, en verdad, todas las definiciones son insuficientes y acaso una de las mejores sería decir que la poesía es aquello que queda fuera del alcance de toda definición. Lo que es evidente, es que la poesía no es una entretención inofensiva como creen muchos, ni es tampoco un compuesto de relaciones irracionales como han dicho otros. Lo que hay es que, la poesía tiene razones que la razón no conoce, tiene derecho a entrar en campos vedados, a construir su mundo con una lógica suya propia que no es la lógica habitual. Así su irracionalidad no es sino aparente. Ella es profundamente racional dentro de su razón de ser, de su íntima realidad. Sí la verdadera poesía contiene siempre en su esencia un sentido de rebelión, es porque ella es protesta contra los límites impuestos al hombre por el hombre mismo, y por la naturaleza. La poesía es la desesperación de nuestras limitaciones, la poesía tiene hambre de infinito, de absoluto, de eternidad. Aún el Poema que os aparece como más sereno o más risueño, está lleno de ansias contenidas. No os fiéis de él, en cualquier momento pueden estallar sus dinamitas disimuladas y haceros mil pedazos.
La poesía siente más que nada el destino del hombre, y cuando creéis que está cantando, ella está llorando la libertad que es el paraíso perdido o, mejor dicho, el paraíso nunca hallado del ser humano.

Por otra parte, debo declararle que pensar en la poesía como una catástrofe de la razón, no me asusta ni asusta tampoco a la poesía.

¿ Qué significación da Ud. a las viejas escuelas, la simbolista, el parnasianismo y el modernismo?

Creo que todas las escuelas han sido buenas, porque han significado un proceso de la poesía en diversos caminos, han significado una agudización, un ahondamiento del sentido poético. Pero, naturalmente, lo más importante dentro de cada escuela ha sido el aporte de ciertos grandes poetas que por su propia grandeza salen más allá de sus escuelas, rebasan por todos lados.

¿ Cuáles son, para Ud., los valores más altos que Ud. admira en esas escuelas pasadas?

Baudelaire, Rimbaud, Lautréamont, Mallarmé, Jarry, Apollinaire. Pero si le he de decir verdad, prefiero los poetas de mi tiempo a casi todos los pasados. Para mí, la poesía que más me interesa comienza en mí generación y para hablar claro, le diré que empieza en mí. Esto no quiere decir que no admire a las grandes figuras de otros tiempos, les admiro y respeto mucho, pero prefiero a los míos, a los que están más cerca de mi pecho.

¿Qué piensa de García Lorca?

Que es un poeta muy mediocre. Para mí no tiene ningún interés. En general, los poetas españoles carecen de imaginación y de inteligencia poética. La literatura española está aplastada por la retórica, esa terrible retórica del Mediterráneo, que mantiene ahogados bajo su lápida a todos los escritores de España, de Italia y muchos de Francia. Bueno, en realidad, Italia no tiene escritores sino escribanos, como el imbécil del tal Petigrilli, el tanto furibundo de Marinetti y el tonto estético de D'Annunzio, con su cortejo de frases con miriñaques y crinolinas. Es increíble en el país del Dante, de ese genio cósmico, asombroso, que cada día me parece más admirable. Lo mismo sucede en España. ¿Cómo es posible que el magnífico impulso dado por los grandes poetas del Siglo de Oro no haya tenido continuidad? ¿Qué se hizo el genio español? Esto ha sido siempre, para mí, un motivo de misterio y de miles de conjeturas. Seguramente el descubrimiento de América desvió la imaginación española hacia la aventura vital de los exploradores y conquistadores, y la alejó de toda aventura intelectual; el español puso su acento en otra clase de conquistas que las espirituales. Y luego la retórica, la terrible retórica mediterránea, es como una lápida sobre el corazón, como un casco apretando los sesos; una verdadera armadura de hierro. Fíjese Ud. que todos los españoles de hoy escriben con un tono engolado, que parece salido de otros siglos, en un estilo tieso, rígido, con carrasperas de fantasmas y frío, de catedrales o humedad de cementerios. Escribir bien, para un español, es escribir como se escribía antes. Por eso la literatura española tiene tan poca vida. No han producido nada en una cantidad de ramas y subramas de las letras. No tienen un solo gran dramaturgo, ni un novelista de primer plano, ni un sicólogo, ni un gran pensador. No hay en España un Dostoievski, ni un Gogol, ni un Tolstoy, ni un Stendhal, ni un Balzac, ni siquiera un Proust, ni un Meredith, ni un Goethe, ni un Hölderlin, ni un Nietszche, para no nombrar sino autores de todos conocidos. Lo mejor que ha tenido la literatura española en los últimos tiempos es acaso Valle Inclán, a pesar de su voz engolada. No hubo en España un Victor Hugo, un Musset, un Baudelaire, un Rimbaud, un Lautréamont, un Mallarmé, ni nada comparable. Mientras Inglaterra poseía un Byron, un Shelley, un Black, España no tenía sino un Zorrilla, un Espronceda, un Núñez de Arce o novelistas como el señor Pereda, que todavía se atreven a editar los editores hispanos. Frente a esas montañas, unos tres o cuatro melones huecos. Desde el Siglo de Oro, las letras españolas, son un desierto intelectual hasta Rubén Darío. Ésta es la verdad, la muy triste verdad.

¿ Qué piensa Ud. de la poesía chilena?

Creo que está entrando en un buen camino, por lo menos hay un grupo de nuevos poetas que tratan de superarse y de no dejarse llevar por la facilidad.

¿ Qué piensa de Pablo Neruda?

¿Con qué intención me hace Ud. esta pregunta? ¿Es forzoso bajar de plano y hablar de cosas mediocres? Ud. sabe que no me agrada lo calugoso, lo gelatinoso. Yo no tengo alma de sobrina de jefe de estación. Estoy a tantas leguas de todo eso.

¿ Cree Ud. que esa poesía que Ud. llama gelatinosa puede hacer escuela en América?

Es posible, pero sólo entre los mediocres. Es una poesía fácil, bobalicona, al alcance de cualquier plumífero. Es, como dice un amigo mío, la poesía especial para todas las tontas de América.

¿ Cuáles son los poetas jóvenes que más le agradan ?

Desde luego, casi todos los que han colaborado en mi revista Total y algunos otros poquísimos, que no son muy conocidos. Me interesan altamente Teófilo Cid, Braulio Arenas, Enrique Gómez, Adrián Jiménez, Eduardo Anguita, Jorge Cáceres, Carlos de Rokha. Hay otros de los cuales he leído muy poco, y que parecen poseer un evidente talento poético, pero sería aventurado juzgarlos sobre la base de unas cuantas páginas.

¿ Qué piensa de la obra de Pablo de Rokha, la Mistral, Ángel Cruchaga, Max Jara y Pablo Neruda?

De esos que Ud. me nombra, el que más me interesa es Pablo de Rokha; Max Jara es un hombre inteligente, le aprecio mucho como amigo, pero en lo que respecta a la poesía no nos hemos podido entender jamás. Nos rechazamos como dos antiimanes, lo que no nos impide ser viejos amigos. Pero se olvida Ud. de Winet de Rokha y Rosamel de Valle, que son dos verdaderos poetas, sin dulsainas gelatinosas ni barro verde.

¿ Qué piensa Ud. de la crítica?

La crítica comprensiva, seria, aguda, profunda, me parece necesaria y no creo que pueda molestar a ningún autor. A mí me interesan las buenas críticas de mis libros; naturalmente las que más me interesan, son las más elogiosas, porque son las que me parecen más comprensivas y desde luego, menos superficiales, puesto que yo trato de escribir lo mejor posible. Aparte de la crítica auténtica, hay el comentario malévolo, hay el chismorreo asqueroso que en verdad no hace el menor daño a ningún autor. En lo que a mí se refiere, le aseguro que me sonrío de la cólera sorda que me rodea, de las intrigas y las porquerías de todos los ratones literarios. No me inquietan en absoluto. Un amigo me escribía hace poco en una carta: "Después de tu muerte se dirá de ti que fuiste detestado por todos los canallas de tu tiempo... Y esto es un gran honor". Así lo creo yo también. Es un gran honor.



(La Nación, Santiago 28 de mayo de 1939, pág. 5).





SOBRE EL MOMENTO POLÍTICO Y ECONÓMICO
DE CHILE Y DE AMÉRICA

Tres preguntas sobre tres incógnitas

Hemos formulado a profesionales, políticos, hombres de negocios, industriales, profesores, las siguientes preguntas:

1. ¿A qué atribuye Ud. la inquietud política de los países latinoamencanos?

2. ¿Cree Ud. que el mundo pueda solucionar la crisis sin adoptar nuevos sistemas políticos y económicos?

3.¿ Cuáles estima Ud. los factores esenciales en Chile para el retorno a la prosperidad?


VICENTE HUIDOBRO
Poeta

1ª A dos factores primordiales con sus derivados: un factor económico y un factor sicológico o social. El factor económico puede resumirse en la crisis del régimen capitalista, en las contradicciones de este régimen, cuyo caso patente palpamos nosotros en la lucha de los imperialismos por la conquista de mercados y la conquista de los países productores de materias primas. Los imperialismos extranjeros son los que hacen y deshacen las revoluciones y los gobiernos en los países latinoamericanos. Estos países son víctimas, más o menos inconscientes, de la lucha de los grandes países imperialistas, principalmente Inglaterra y Estados Unidos, para dominar e implantar su hegemonía en el mundo.

El factor sicológico-social es un epifenómeno del factor económico y proviene de la crisis de autoridad y del avance de las ideas sociales y el retraso de sus gobernantes. Los políticos demagogos de América se han quedado dormidos en la época feudal. Mientras el mundo avanza, ellos siguen durmiendo a la sombra de un cocotero, esperando que les caiga un coco, como una bomba, sobre la cabeza. Los gobernantes no tienen prestigio, nadie cree en ellos, porque ellos no merecen que se crea en ellos. Ninguno ha sido capaz de resolver los problemas de su país. Esto produce la crisis de autoridad. Anda una estrofita, que se canta en guitarra, por ahí por nuestra América, y que resume muy bien lo que digo:

Pandolfo gobierna hoy
Si Pandolfo es Presidente
También lo puedo ser yo.

Se ha visto tal desfile de presidentes analfabetos en América, que el cantor de la guitarra está plenamente justificado para pensar que él no lo haría peor.

2ª Me parece imposible solucionar la crisis sin un cambio completo del sistema político y económico. Este cambio lo señala el marxismo-leninismo, o sea, la economía socialista, y no hay otra posible.

3ª El único factor esencial es adoptar los principios de la revolución agraria e antiimperialista. La revolución social en nuestros países latinoamericanos no puede ser una revolución social-comunista como será en los grandes países industriales del mundo, sino una revolución agraria antiimperialista, o sea, nacionalización de la riqueza, expulsando a los imperialistas y reparto sólo de la gran propiedad, Dentro del materialismo histórico, éste es el paso de la evolución que corresponde a nuestros países. No somos nosotros los que vamos a dar consignas del mundo. Por muchos años aún seremos simples reflejos de las grandes potencias europeas, obedeciendo cada país, en el concierto universal, a las leyes previstas por la dialéctica histórica.
(Hoy, Año II, Santiago, 20 de octubre de 1933, pág. 23).


Publicado por Miguel Angel Devia

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