martes, 5 de junio de 2007

cartas desde la casa de orates


Santiago 23 oct 1916
Señora
Sara del Campo [casada con el hijo de Manuel Mont, Pedro Montt, presidente chileno entre 1906 y 1910]
Presente.

Distinguida señora:
Según aprecio y lealtad de mi parte desde niño hé sido heredero de la corona real de Chile para extenderla mundial a raíz de los acontecimientos de la guerra y después de su viudez he sido su admirador por la nobleza y las vistudes indiscutibles que le caracterizan que le han hecho merecedoras a la resonancia y a la gratitud del mundo entero, desde la desaparición del gran hombre célebre y sabio esposo de usted cuya memorable historia me honra, le ofrecí en mi corazón el cariño más sincero y elocuente para cuya circunstancia espero que retribuirá a mi deseo de contraer matrimonio con usted por la reciprocidad con que me lo há de corresponder.
Estoy en la actualidad po desacuerdos políticos que hoy resueltos tienen una nimiedad recluido ne este establecimiento indigno de mí, como lo fue del hombre que se sacrificó por la patria, por la humanidad y por la libertad etc., el gran ex presidente de Chile Don Pedro Montt, muerto a su lado sufriendo las consecuencias de la ingratitud, y espero su poderosa cooperación para desligarme de las martirizaciones morales de que soy victima por la despreocupación de todos aquellos que beneficiados desatienden sus deberes de orden y de prudencia a la honorabilidad cuya afirmación individual es inminente en muy, pero consideraría disculpables si usted lo estima necesario para no entorpecer la acción de sociabilidad tan indispensable.
Enteramente conmovido de sentimiento supremo y placentero me complazco en hacer conocer a usted los innumerables sufrimientos de que por la humanidad he sostenido en mí corporalmente por mis descubrimientos y por las autenticidades de la guerra los cuales ested se dignará calmar, facilitándome su inteligencia su talento tan reconocido y su acertamiento cordial con que aceptará mis deberes de futuro esposo.

Su afectísimo i admirador
Horacio I

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