lunes, 28 de mayo de 2007

¿Faldas largas o cortas?

He aquí la inquietante pregunta de estos días, en que la guerra parece un llama en aires de maldad. ¿Qué puede importarnos este dilema, cuando es la sangre preciosa del hombre la que está, nuevamente, en juego?

Pero, no: en verdad, también, nos importa la pregunta y la réplica que se le dé: ¿faldas largas o cortas…?
Nosotros contestaríamos:
-Faldas bien puestas-, dándole a la respuesta la entera grandeza de su significación vital. Pero, no se trata de ello: se trata de fijar un rumbo moral en este problema, que ha sido analizado, deportivamente por uno, y superficialmente por otro.

Somos partidarios de la falda corta, no porque ella nos ofrezca espectáculo, sino que porque ella nos sugiere economía, sensibilidad, economía de inteligencia en la tristísimo economía de Chile.

La pollera larga supone mayor género. Y mayor género implica un desembolso más duro a las faltriqueras casi exánimes de la patria…

Lo que necesitamos es mujeres con faldas rectas: rectas en el sentido del alma, de una pieza, certeras, puras, feraces, creadoras.

Esa especie de plumero andante que es la pollera larga- y la larguísima- además de su dádiva de vejez que otorga a las que la llevan, plantea un retrato de cuerpo entero de quienes la cargan: Allí va (grita la pollera hiperbólica) una mujer que prefiere la moda a la alegría, o a la comodidad, de su hogar.

Los metros de más de la pollera larga representan un juguete menos o una golosina ausente, de la casa en que ella impera con su tonta apariencia de cola de pavo real…

Combatimos la pollera larga, porque creemos que no es de esto de lo que debe hablarse en estos tiempos: ¿qué interés presenta para el futuro de la patria el que las mujeres muestren más o menos tobillo? Sin duda que ninguno. Lo que sí debe absorbernos es la pregunta:
-¿Cómo servir a Chile, a nuestra América y al Mundo?, haciendo con ellos apostolado de mujer nueva, que es apostolado de economía bien entendida, de gracia y de ímpetu hacedor.

Una pollera larga indica, parafraseando a Schopenhauer:
-Mientras más larga es una pollera, más corta es la ternura de su dueña…

En vez de aquellos metros excesivos, ahorremos júbilo para nuestro hogar, aportando a él no la moda peregrina, sino que la placidez de una sonrisa, de una atención, o de una alegre carcajada de niño satisfecho.

En el ruedo de las polleras largas va quedando la sombra y el polvo del despilfarro feroz de un país ferozmente pobre…


Revista Alejandra
Año 2 Nº11
Página 25

Sección: Crónica de mujeres

Cony Jiménez

No hay comentarios.: