martes, 29 de mayo de 2007

Los corruptos no van a la escuela

"La instruccion primaria, antídoto poderosísimo, remedio eficacísimo en muchos casos, no es ni un preservativo inerrable ni un correctivo seguro de todos los vicios i torpezas. No todo el mundo que sabe leer i escribir está armado de una escudo contra todos los impulsos de las malas inclinaciones, contra todas las tentaciones del crímen, como no todo el que está vacunado se halla forzosamente libre de ser acometido por la viruela; pero todo el que sabe leer i escribir tiene muchísimas mas garantías que el ignorante contra la corrupción, como el que está vacunado se encuentra infinitamente mas asegurado que el que no lo está contra el contajio de la peste.
La verdad de esta aseveración es evidentísima.
La asistencia sola a la escuela donde se enseñan la lectura i la escritura, i la disciplina que se observa en ella, propenden activamente a la educación del corazon de los alumnos. Los niños, jeneralmente hablando, contraen en la escuela hábitos de órden, de sumision, de trabajo continuado e incesante, que mas tarde no pueden olvidar. En el taller, o en cualquier otra parte, desplegarán las mismas virtudes que en la escuela. El alumno acostumbrado a llenar sus deberes con exactitud, a desempeñar una tarea cada día, a sufrir un castigo si no cumplen con ella, a recibir un premio si se porta con la constancia i aplicacion debidas, será con toda posibilidad un individuo honrado, que no faltará nunca a su palabra, que ejecutará sus obras con método, que no se dejará arrastrar por la pereza, que se esforzará por imprimir el sello de la perfeccion a cuanto salga de sus manos.
Esta preparacion moralizadora es un excelente noviciado para la vida".

Miguel Luis Amunátegui.
"De la instrucción primaria en Chile: lo que es, lo que debería ser".
(Obra premiada por el Gobierno de Chile, 1856)

Por Marcela Escobar.

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