miércoles, 23 de mayo de 2007

LA “HUELGA DE LOS TRANVIAS”


El veintinueve de abril de 1888 compareció ante el Juez del Crimen de Santiago el
reo Antonio Poupin Negrete, sastre, presidente del recientemente fundado Partido
Democrático, e interrogado bajo promesa de decir la verdad declaró:
“El Domingo pasado, reunidos en Asamblea General, en lugar de nuestras sesiones, situado en la calle de Huérfanos N 1 140 A., se acordó tener hoy un meeting público con el objeto de hacer una representación a la Ilustre Municipalidad, a fin de que obligase a la Empresa del Ferrocarril Urbano, a cumplir sus contratos sobre construcciones de líneas, o, en transacción con ella, a reducir a dos centavos y medio el pasaje de los carritos. Al efecto se replicaron avisos en los diarios, invitando al pueblo, se repartieron proclamas, y por último hoy, a las 4 P.M. nos reunimos al pie de la estatua de San Martín; y antes de los discursos, se repartieron al pueblo varios números del periódico Igualdad, en número de cincuenta según cree que don Abelino Contardo había repartido entre los socios antes de dirigirnos a ese lugar.
Hicimos uso de la palabra yo, Contardo, don José Pío Cabrera, don Juan Rafael
Allende, un jovencito Hers que se inscribió con este objeto y don Malaquías Concha que dio lectura a las conclusiones del meeting. En todos estos discursos, que habían pasado previamente por una censura, se observó el lenguaje más moderado y conducente sólo a su objeto. Después nos dirigimos a la casa del señor Intendente, para manifestarle los fines a que habíamos arribado, poniendo en sus manos el acuerdo referido. Durante el tiempo de los discursos nos apercibimos que una parte del pueblo se dirigía en actitud hostil a la línea de los carritos urbanos que pasa por la Alameda; y que volcaron uno de estos, desenganchando otro y lanzándolo a su propio impulso, hacia la estación de los ferrocarriles. Por nuestra parte, tratamos de contenerlos, y suspendimos el meeting, dirigiéndonos con la parte del pueblo que quedaba alrededor de la estatua de San Martín, a la casa del señor Intendente; pero no habiéndolo encontrado, Contardo dirigió de nuevo la palabra al pueblo para que se retirase en buen orden, asegurándole que la Comisión se encargaría de poner en manos de dicho funcionario aquellas conclusiones. No he presenciado pues otros 3 desórdenes o ataques a la Empresa del Ferrocarril Urbano que el de los dos carros indicados, y solo cuando me retiraba de la casa del señor Intendente, al oír el toque de las campanas de las bombas, supe que el pueblo había volcado y prendido fuego a varios carritos, ocurriéndoseme que se referían a los dos de que antes habia hablado. Ignoro quienes puedan haber azuzado al pueblo, lanzándolo en estos desórdenes y graves delitos expresados. Pero lo que es por nuestra parte, repito que hemos aconsejado siempre la moderación según pude verse en mi discurso impreso de hoy, que presento y del que andaba trayendo algunos ejemplares en mi bolsillo”.
Giorgio Montalbetti

No hay comentarios.: