miércoles, 23 de mayo de 2007

Ola de delincuencia azota al país


Ministro de Justicia explica por qué demoran tanto los juicios en Chile
"Con una ley moderna, certera y lo suficientemente ágil, y con recursos directos y prácticos, trataremos de detener la ola de delincuencia que tiene espantados a los cinco millones de chilenos", manifestó el ministro Puga.

Zig Zag, 17 de junio de 1950

Ruperto Puga Fisher, actual ministro de la Cartera de Justicia, tiene 48 años. Se tituló hace 20 años en la escuela de Derecho. Milita en la tienda democrática y se ha dedicado a la industria y a su profesión. Fue candidato a senador, derrotado el año pasado, pero volvió en gloria y majestad al ministerio que eleva sus dos pisos frente a La Moneda, cuando la jugada política del 7 de febrero dio en el blanco.
Estaría totalmente de más hablar de sus condiciones de sencillez, de sobriedad y de caballerosidad. Amigo de los periodistas desde hace mil años, le gustan la charla y la buena mesa. Ha sido ministro de lujo y una de las figuras más brillantes de la tienda que fundara don Malaquías.
Desde hace 4 ó 5 años la marea de la delincuencia ha arreciado en Chile. Un día son los hermanos Jerez, que lanzan a las cenegosas aguas de un canal, en medio de la noche, el cadáver de un chofer de taxi. Otro día asesinan minuciosamente a un comerciante árabe de San Felipe. Una tarde trágica y terrible ahorcan a una muchachita de 7 años. Una mañana asaltan el Banco Sudamericano. Un niñito de 17 años, con cara de ángel de la guarda, mata a un chofer para sentirse héroe.
Los títulos de los diarios sensacionalistas chorrean tinta de imprenta y sangre cada 24 horas. Se hacen suposiciones, se levantan tesis, se despliegan hipótesis... Se les echa la culpa al cine, a las novelas policiales, a la prensa amarilla. El hecho es que día a día recrudece la sangrienta marea, y el público exige a gritos una respuesta rotunda y clara al porqué de este auge de la criminalidad.
No basta con barajar hábilmente hipótesis más o menos lógicas. El lector quiere saber de labios de la más alta autoridad en el ramo, del ministro en la cartera de la dama con los ojos vendados, una respuesta definitiva y concluyente.
Habla el ministro Puga

Y es así como, con toda sencillez, don Ruperto nos puntualiza por qué Chile vive en estos momentos una ola de sangre.
-Lo que pasa es que la justicia se ejerce en nuestro país de acuerdo con una legislación anticuada, y que resultaba útil cuando la población era muy inferior y no existían una serie de agentes exteriores que han hecho recrudecer la criminalidad. Lógicamente, Santiago, con más de un millón de habitantes, tiene que presenciar más crímenes, robos y estafas que hace 20 años. Hay más gente, y, luego, hay más delitos. Ocurre como con la movilización. Antes, con el trazado de las calles y los anticuados vehículos que existían, no se suscitaban los problemas que nos ha creado el progreso. Con la delincuencia pasa lo mismo. Los códigos están viejos. Faltan salas; no hay expedición para llevar adelante los juicios... y hay cada día más y más delincuentes.
-¿Cree usted en la influencia del cine y de las novelas policiales?

-Pueden tener influencia, pero el acento del problema está en otra parte. Hay gente que se queja de que no se fusile inmediatamente al "Tucho" o no se condene a los hermanos Jerez. Los vericuetos actuales del Código facilitan una prolongada defensa y alejan una condena rápida. Es natural que un hombre que está a punto de enfrentarse con la muerte, use de todas las armas que le brinda la ley para defenderse desesperadamente. El mismo sistema de la justicia chilena hace que al delincuente le interese prolongar el juicio y dilatar la sentencia. Con la libertad provisional sale rápidamente de la cárcel y, lógicamente, no quiere volver a ella hasta dentro del máximo de tiempo posible. Por eso litiga y papelea hasta el cansancio para alejar hasta donde pueda la sentencia de los tribunales.
"Por el contrario, si estuviera en la cárcel, no descansaría hasta que se dictara sentencia lo más rápidamente posible, para poder saber a qué atenerse... y salir algún día de los barrotes de la prisión".
Un cigarrillo, un encendedor, una sonrisa, y don Ruperto continúa:
-Pero todo esto cambiará con la modificación de los Códigos de Procedimiento Civil, de Procedimiento Penal, Orgánico de los Tribunales y otras disposiciones que se estudian en estos momentos en la comisión respectiva de la Cámara de Diputados, y que creo serán ley de la República para mediados de julio próximo. Hasta las doce de la noche hemos trabajado junto con los honorables para crear una ley expedita, rápida, ágil y práctica, que permita combatir el delito en forma mucho más efectiva de lo que se ha hecho hasta la fecha.
Batida a la delincuencia juvenil

Se crearán en Santiago cinco juzgados de menor cuantía en lo criminal, que se compondrán de un juez, un secretario, un oficial primero, cinco oficiales segundos y un oficial de sala.
"La Corte de Santiago se dividirá en seis salas, de tres ministros cada una, excepto la primera, la segunda y la tercera, que se compondrán de cuatro ministros.
"Y, lo más importante de todo: el artículo 4º de la modificación al Código Penal indica que se reemplazará en el número 3 del artículo 10 la frase "20 años", por "18 años", con lo cual se dará una batida práctica contra los juveniles delincuentes que han asomado últimamente en la vida penal de Chile, y que siempre han contado con "sacársela", como se dice vulgarmente, basados en que son irresponsables mental y moralmente por la edad que tienen"
"Este decisivo artículo (Nº 72), dice:
"Al menor de 18 años y mayor de 16, que no esté exento de responsabilidad por haber declarado el tribunal respectivo que obró con discernimiento, se le impondrá la pena inferior en un grado al mínimo de los señalados por la ley para el delito de que fuere responsable. En los casos en que aparecieren implicados en un mismo delito individuos mayores de 18 años y menores de esa edad, se aplicará a los mayores la pena que les habría correspondido sin esa circunstancia, aumentada en un grado".
"La sola enunciación de este artículo despeja y contesta todas las preguntas que se hace el público. Barreremos con el delincuente juvenil y, sobre todo, con el adulto que lo maneja desde la sombra.
"Con una ley moderna, certera y lo suficientemente ágil, y con recursos directos y prácticos, trataremos de detener la ola de delincuencia que tiene espantados a los cinco millones de chilenos.
"Y esa ley la tendremos -según espero- en un mes más.
Consuelo Fontecilla

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